Pesadillas y terrores nocturnos ¿Cómo actuar?
Las pesadillas y los terrores nocturnos suelen aparecer a partir de los 2 años y medio, a veces incluso un poco antes. Esto ocurre cuando su imaginación empieza a desarrollarse y su capacidad de comprensión es mayor.
Es muy importante diferenciar las pesadillas de los terrores nocturnos, por ello vamos a definir ambos conceptos a continuación.
Pesadillas
Las pesadillas se suelen dar en la segunda mitad de la noche, durante las fases de sueño REM en las que el cerebro de nuestros peques está más activo. Al despertarse, suelen acordarse de lo soñado y el miedo continúa, por ello es habitual que se despierten nerviosos. Sin embargo, normalmente para los padres suele ser fácil consolarlos, simplemente estando presentes y manteniendo la calma.
Consejos para mantener las pesadillas a raya
- Comprobar que duerme las horas de sueño diurno que le tocan por edad, para evitar que llegue demasiado cansado a la noche.
- Añadir un punto de luz tenue dentro de la habitación, para aportarle mayor seguridad.
- Acompañamiento en los despertares con paciencia y mimo, pero sin mover al pequeño de su ambiente de sueño. Es crucial en estos momentos ofrecerle la seguridad que le falta, en su cama y dentro de su habitación. Si lo llevamos a nuestra cama, es muy probable que esos miedos se acentúen y adquiera hábitos difíciles de corregir.
- Al día siguiente se puede indagar sobre el miedo, validando sus emociones e intentando, convertir la pesadilla en una historia alegre.
- Las prisas y el estrés no son buenos. Por lo tanto, dedicarle más tiempo a bajar revoluciones le ayudará a conciliar el sueño con una actitud más relajada.
- Evitar la ingesta de azúcares y exposición a pantallas varias horas antes de dormir y fomentar un ambiente de tranquilidad y armonía, ayuda a que nuestros niños se vayan a dormir con una actitud más relajada y segura.
Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos suelen aparecer en la primera mitad de la noche, durante las fases de sueño NO REM o sueño profundo de nuestro peque. Estos episodios se caracterizan por gritos intensos acompañados de mucho movimiento corporal y es por ello que los padres se suelen asustar mucho al verlo. Sin embargo, si al cabo de unos minutos el niño se calma y continúa durmiendo tranquilamente, no hay de qué preocuparse. Normalmente los terrores nocturnos desaparecen solos, e igual que llegan se van.
Este proceso ocurre estando el niño dormido por lo que al despertarse al día siguiente no se acordará de nada.
¿Cómo actuar ante ello?
- Trata de evitar que llegue muy cansado a la noche, asegurando un sueño diurno reparador y suficiente para su edad.
- Cuando suceda, siéntate a su lado sin intentar calmarlo, simplemente para asegurarte de que no se hace daño. Pero es mejor no despertar al niño, puesto que al cabo de unos minutos pasará y continuará durmiendo plácidamente. Si lo despertamos, es muy probable que lo asustemos y que se encuentre desorientado y nervioso, por lo que luego sea más difícil de calmar.
- Si al día siguiente no se acuerda de lo sucedido, no indagues sobre ello.
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Lucía