Como madre o padre, seguro que alguna vez te han dicho que estás «malacostumbrando» a tu hijo cuando le das más apoyo en momentos difíciles. Sin embargo, la realidad es que los bebés y niños pequeños necesitan nuestra presencia, ayuda y amor para sentirse seguros. Este apoyo incondicional no solo fortalece el vínculo con tu hijo, sino que también tiene un impacto directo en su bienestar emocional y en su descanso.
Los momentos en los que los niños necesitan más apoyo
A lo largo de los primeros años de vida, hay etapas en las que nuestros peques pueden volverse más demandantes:
- Crisis de crecimiento y regresiones del sueño: Los bebés pueden experimentar cambios en sus patrones de sueño y volverse más inquietos.
- Enfermedades o malestar: Un niño enfermo necesita más contacto y confort para poder descansar mejor.
- Ansiedad por separación: Alrededor de los 8-9 meses y en otros momentos del desarrollo, los niños pueden experimentar angustia al separarse de sus figuras de apego.
- Grandes cambios: Mudanzas, la llegada de un hermanito o el inicio de la escuela infantil pueden hacer que el peque demande más a mamá o papá.
Por qué el apoyo no crea «malas costumbres»
Existe el mito de que si atendemos siempre a nuestros hijos cuando lloran o necesitan contacto, los haremos más dependientes. Pero lo cierto es que cuando los niños reciben apoyo emocional suficiente, desarrollan una mayor seguridad y confianza en sí mismos.
Un bebé que es acompañado en sus necesidades, ya sea para dormir o durante el día, aprenderá con el tiempo a autorregularse. La independencia no se enseña dejando llorar, sino ofreciendo seguridad hasta que el niño esté listo para dar ciertos pasos por sí solo.
Cómo acompañarlos sin afectar el sueño
Si un niño atraviesa un momento difícil y necesita más apoyo para dormir, podemos ayudarle sin que esto implique retrocesos en los hábitos de sueño. Algunas estrategias incluyen:
- Adaptar la rutina nocturna para incluir más momentos de conexión, como masajes o cuentos especiales.
- Usar palabras y gestos de tranquilidad: hablarle con calma y asegurarle que estamos ahí para él.
- Permitir más contacto físico si lo necesita, sin miedo a «malacostumbrarlo».
- Ser flexibles, pero mantener los límites suaves, como seguir una rutina de sueño estable, aunque haya pequeñas adaptaciones.
Acompañar a nuestros hijos cuando lo necesitan no significa perder la independencia ni romper hábitos de sueño. Al contrario, brindarles apoyo refuerza su seguridad emocional y les ayuda a dormir mejor. Confía en tu instinto y recuerda que estar presente en los momentos clave es lo que más necesita tu peque.
Si tienes dudas o necesitas orientación personalizada para el sueño de tu bebé o niño, no dudes en contactar conmigo. Estoy aquí para ayudarte.
Un abrazo, #COMOUNLIRON
Lucía